Wednesday, January 27, 2021

La oposición perfecta


Rifa del avión sin avión, más de 140 mil muertos oficiales, huachicoleo sin control, violencia desbordada, una economía que se cae a pedazos, proyectos que no tienen ni pies ni cabeza como el Aeropuerto, la Refinería o el Tren Maya; no hay estrategia con las vacunas, nepotismo en la aplicación de las mismas, corrupción imperante en todos los niveles, empezando por las secretarías de estado, personajes impresentables (Félix Salgado Macedocio, por mencionar uno) postulados a candidatos en las próximas elecciones, adjudicación directa en más del 80% de las licitaciones, opacidad en la rendición de cuentas, contratos “guardados” hasta dentro de 5 o más años, desempleo nunca antes visto, miles o millones de negocios en quiebra por el nulo apoyo, hospitales desbordados, niños sin quimio, liberación de Salvador Cienfuegos y desestimación del caso en contra de Lozoya, video escándalos en el círculo más cercano del presidente, más los desaciertos que se acumulan semana con semana. Todo esto podría significar, en otras partes del mundo, la debacle de cualquier gobierno, el ascenso de una oposición bien estructurada y por supuesto, la nivelación de poderes.

Sin embargo, en México es diferente, pues a pesar de todas las torpezas del gobierno en turno, la oposición simplemente no ha sabido capitalizar estos errores. Los contrapesos al poder, hoy más que necesarios, son meros chistes sin gracia que intentan hacer de todo para tratar de quedarse con alguna migaja que el partido de estado les deje. PRI, PAN Y PRD, principalmente, han caído en el ridículo de intentar hacer alianzas monstruosas con el objetivo de restarle poder al poder, algo que a simple vista se ve muy lejano, pues a pesar de los malos resultados en poco más de 2 años, los otrora tres grandes partidos tienen un historial de vergüenza, lo que los ha alejado incluso de aquellos que ven en López Obrador un peligro.

El Frankenstein que se ha creado carece de ideología política, de estrategia inteligente, de apego a sus principios, de lineamientos que los acerquen realmente al electorado, y de candidatos que sean una verdadera alternativa a los hampones que hoy se sirven de los puestos populares. A ojos de los electores, las alianzas sólo buscan llegar al poder para beneficiarse en lo personal y político y no para hacer un verdadero contrapeso a la arrolladora maquinaria que representa MORENA.

Y ante esto, la simbiosis política opta por postular no a políticos, economistas, abogados y gente preparada, sino a personajes de la farándula, luchadores, actores y cantantes con el objetivo de “acercarse” a un electorado cada día más escéptico de los partidos. Si esa es la estrategia, realmente no hay futuro para el país, pues ante la falta de personalidad política, se recurre al chiste grotesco en busca de votos.

Sí, López Obrador tiene a la oposición perfecta, esa que no va a hacerle sombra ante una maquinaria imbatible que representa su partido y su gobierno. Estamos solos ante el gran Leviatán que hoy todo lo devora, incluyendo a los opositores.

Thursday, January 14, 2021

¿Dónde estabas cuando…?


Desde hace varios años se ha vuelto una constante reclamar a aquellas personas que cuestionan al Gobierno su inoperatividad y falta de resultados bajo un argumento bochornoso que no lleva a ampliar el debate y sí a sumergirlo en nimiedades carentes de argumentos e incluso ideas propias. Los defensores del actual régimen se han enfrascado en denunciar, enjuiciar y en algunos casos difamar, con explicaciones muy débiles, a que quienes hoy le exigen al gobierno de la autonombrada Cuarta Transformación, nombrándolos personajes vendidos los cuales, según ellos, perdieron privilegios a causa del “cambio” de administración.

Nada más alejado de la realidad. La falacia “dónde estabas cuando los gobiernos anteriores…” se vuelve una retórica anacrónica que no sólo no aporta nada a la vida pública del país, sino que reduce las opciones de discusión y análisis y nos retrocede en el quehacer política cotidiana. Someter la discusión a las formas de actuar del pasado individual elimina de tajo la opción de poder entablar un diálogo que prospere en ideas, pero sobre todo en análisis. Es como si por el simple hecho de no haber levantado la voz antes, hoy no tuvieras ningún derecho de hacerlo, pues el silencio del pasado te excluye de alguna protesta actual.

El problema va incluso más allá, pues de la nada se acusa, sin prueba alguna, se haber sido cómplice del pasado sólo por levantar la voz en la actualidad. Periodistas, articulistas, luchadores sociales, gente de la sociedad civil, hoy son encasillados, todos por igual, como vendidos por haberse atrevido a siquiera poner en duda algún acto del actual Gobierno o el Presidente, cuando en su historial podría haber realmente una larga lucha contra las injusticias de Gobiernos anteriores. Hoy todo eso no vale, pues el pensar por sí solo se vuelve un peligro para las hordas de seguidores que todo lo defienden, venga de una periodista que siempre levantó la voz o un empresario que en algún momento apoyó la causa actual. El enemigo es todo aquel que no encaja con el statu quo de un poder político que cada vez busca volverse más dominante; y no lo hace desde las acciones, sino desde el dominio de la opinión pública, esa que hoy se ha vuelto la inquisidora y ejecutora de lo que se considera “bueno” y “malo” para el régimen.

Nada peor que una sociedad civil que se vuelve condescendiente con los gobiernos y enjuiciadora de los ciudadanos. Esa que pide libertad de expresión para con los suyos (incluidos Presidentes extranjeros) pero voraz hacia los contrarios, aunque las pruebas demuestren que todo lo que se dice es cierto.

Tal pareciera que poco a poco nos convertimos en un pueblo que no sólo reprime al semejante por el hecho de disentir, sino que nos volvemos seres incapaces de pensar algo más allá de dos bandos. Ojalá, y por el bien del debate público, seamos capaces de poder analizar a fondo las actuaciones de cualquier gobierno y de una vez por todas, crecer como ciudadanos críticos más allá de los discursos bananeros.

Monday, January 11, 2021

La empatía "neoliberal"


 Me relata un amigo doctor que por cuestiones personales pide omitir su nombre: “la situación está muy mal, ya no hay insumos, nosotros compramos nuestros cubrebocas y guantes. Está volviendo a aumentar el número de pacientes, muchos hospitales públicos y privados no se saturan tanto porque en cuanto llegan los pacientes les dicen ´nos vas a firmar que aceptas que te intubemos y una vez intubado es muy probable que no vuelvas a ver a tu familia´, y es una realidad, pero no es una forma adecuada de plantearlo. Obviamente la gente dice que no se quedan y mejor se van. Y lo peor es que hay gente que sí se está complicando porque, aunque no están tan graves deberían manejarse como internados, pero no se están internando, por eso el número de camas no es un parámetro. La verdad sí está muy mal la situación. Incluso para otras enfermedades o accidentes se está complicando o muriendo por falta de espacio para poder atenderlos, o sea, hay muchos muertos indirectos”.

Esto me lo contó hace aproximadamente 15 días, antes de que se volviera a declarar estado de emergencia y antes de la completa saturación de camas. Aun así, algunas autoridades locales y federales siguen negándose a declarar el semáforo rojo pues esto implicaría un desastre no sólo en cuestiones sociales y médicas, sino en lo político, algo que el presidente no está dispuesto a aceptar, y antes de admitir la derrota, parece que está dispuesto a negar una realidad a todas luces funesta.

Del mismo modo seguimos viendo a una sociedad indolente; la noticia de una fiesta clandestina en una bodega en Las Lomas con más de 100 personas reunidas representa la imagen viva del egoísmo ante quienes todos los días, a todas horas, siguen arriesgando su vida. “Pobres camilleros y enfermeras, esos sí están cabrones” me sigue explicando mi amigo, “a ellos les dan KN95 (cubrebocas), que para áreas COVID no es suficiente, para la población en general está bien e incluso están sobrepasados, pero no para ellos. Están muy expuestos”.

El presidente declaró que está haciendo un diccionario con palabras neoliberales; entre las palabras que mencionó hubo una que me llamó mucho la atención: empatía. Sí, así como suena. Parece que la empatía es algo muy lejano a la sociedad actual pues mientras unos se dedican a seguir en reuniones sociales, hay muchos otros que siguen en el frente de batalla intentando salvar una vida que tal vez, de haberse resguardado, no estaría ocupando una cama en un hospital.

Me termina de relatar mi amigo: “Pues yo para eso me alquilo, conozco el riesgo y sigo mis medidas de protección y no hay de otra, a darle para adelante. Pero los de limpieza ni seguro tienen. Ya no hay presupuesto, ya no hay ni madres. Nosotros lo veíamos venir y nos hicimos de un stock de cubrebocas y mascarillas de protección desde abril, porque sabíamos que el gobierno ya no tenía nada de presupuesto para la pandemia”.



Quizá empatía sea una palabra neoliberal, pero en estos momentos necesitamos más términos neoliberales y menos discursos transformadores que no llevan a nada. Negar la realidad, desde palacio nacional hasta la sociedad civil no va a hacer que todo mejore. Mientras tanto, los enfermos parece que seguirán creciendo pues las fechas decembrinas seguramente traerá una ola más grande de contagios. Afortunadamente seguimos teniendo gente como mi amigo que a pesar de la negación gubernamental y social, sigue al frente por aquellos que simplemente han dejado de ser empáticos.

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Friday, January 08, 2021

Al estilo hollywoodense



 Las imágenes vistas el martes pasado en el Capitolio de los Estados Unidos parecerían sacadas de cualquier película de Hollywood donde un grupo de terroristas buscan acabar con la democracia a partir de la toma de rehenes, peticiones imposibles de cumplir y villanos dispuestos a sacrificarse por su causa. 

Sin embargo, el escenario es más real que cualquier blockbuster hollywoodense donde al final, los buenos ganan. En este caso los malos no son personajes extranjeros con turbante ni explosivos pegados al cuerpo listos para hacerse estallas, de esos que Estados Unidos se ha cansado de presentarnos como las más temibles personas en el mundo; hoy los insurgentes son, según ellos, patriotas dispuestos a defender la democracia a toda costa, alegando un supuesto fraude y por ende defendiendo a uno de los presidentes más detestables de la historia de ese país. 

Las opciones son evidentes: mientras que hace unos meses se blindaba el Capitolio ante una posible intervención del movimiento de Black Lives Matter, ahora el mismo gobierno decidió abrir las puertas y así evitar impedir la catástrofe; las imágenes que le dieron la vuelta al mundo fueron reveladoras en cuanto a la polarización que hay en el país dejando al gobierno de los Estados Unidos como una caricatura política que está viviendo sus últimos días, demostrando que esa democracia y libertad de la que tanto se jactan, es selectiva cuando de color y causas se trata. 

La administración de Donald Trump está más que muerta. Ruptura con el Vicepresidente Mike Pence, renuncia en los últimos días de varios funcionarios de la Casa Blanca, condena internacional, se ha puesto sobre la mesa la destitución del presidente, llamados a juicio político, son algunas de las consecuencias que el mismo Donald Trump provocó al alentar en las últimas semanas a sus seguidores a defender por todos los medios la democracia que, en sus palabras, estaba en peligro. 


Mientras que los manifestantes entraban y se apoderaban del Capitolio, muy cerca de ahí Donald Trump veía las imágenes con música de fondo, no muy preocupados por los disturbios. Laura Branigan sería la encargada de amenizar el soudtrack de la debacle. Gloria, canción todavía muy popular, sin duda será recordada como el Requiem de la caída de uno de los personajes más polémicos en los últimos años. 

El guion de los últimos días de esta administración parece ya estar terminado. Hollywood tendrá que cambiar a sus villanos extranjeros, deberá modificar sus argumentos de lucha en otros países para concentrarlos ahora en territorio nacional; el ejército no combatirá contra insurgentes que quieren aniquilar gobiernos en Europa o Asia, sino que ahora lo hará en territorio propio contra patriotas que, irónicamente, también luchan por, según ellos, conservar las libertades y democracia, algo que para millones de seguidores de Trump, se ha perdido. 

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Botón de muestra: la cultura de la censura



Hace un par de días The Wal Street Journal publicó un artículo sobre una escuela en Massachusetts que había censurado La Odisea de Homero por considerarla misógina, machista y violenta. Del mismo modo, se ha estimado quitar del currículo escolar a autores clásicos que van desde los antiguos griegos hasta los modernos como F. Scott Fitzgeral. Todo esto bajo la bandera de los valores que se deben enseñar hoy a los jóvenes estudiantes y que, sin lugar a duda (para ellos), estos libros y autores no incluyen, por el contrario, sólo satisfacen un canon establecido que violenta los derechos de las minorías. Es como si Homero, hace más de 2 mil años, hubiera pensado que en el siglo XXI sus libros serían promotores de injusticias sociales y los hubiera escrito con el propósito de molestar a algunas personas.

En lugar de eso, en la misma escuela, ahora se promueve un tipo de literatura mucho más dócil. Se ha iniciado un movimiento con una retórica light donde no se analiza la situación de la historia y se discute el contexto, sino que, por el contrario, sólo se acepta sin cuestionamiento lo que debe ser correcto. En otras palabras, no hay una discrepancia entre lo bueno y lo malo y, por supuesto, no hay una comprensión lectora más allá de lo banal.

El caso va más allá, pues no es solamente “educar” desde la perspectiva del respeto, sino desde SU perspectiva, lo cual implica una censura sobre todo aquello que no encaje en los cánones que un sector de la sociedad acepte.

El año pasado, por mencionar otro ejemplo, una periodista colombiana calificó la saga de El señor de los anillos como misógina, machista, con exceso de testosterona, argumentando que se reduce mucho el papel de las mujeres. Una vez más nos vemos sumergidos en la censura selectiva donde todo aquello que no encaje en los estándares actuales de respeto y tolerancia, simplemente no se respeta y se tolera. Esto es, que por un lado se promueve la igualdad y equidad, pero por el otro se obstaculizan todas aquellas voces que no están dentro del ahora discurso oficial.

En 1980 Isaac Asimov escribió un artículo sobre El culto a la ignorancia donde, entre otras cosas, menciona que “mi ignorancia vale tanto como tu saber”. Sin lugar a duda, la censura actual actúa conforme a este principio, pues más allá de promover debates abiertos donde las opiniones argumentadas funcionen, se descalifica a todo aquel que piense distinto, se deja de lado la discusión y se profundiza en el poder de lo políticamente correcto.

Por supuesto que tenemos que luchar contra la discriminación, el racismo, la xenofobia, etc., pero hacerlo desde la censura de textos clásicos, desde un fanatismo exagerado, no nos lleva a nada y sólo amplía la división social. Sí, hay que hacer público cualquier intento por denigrar a las personas, pero no hacerlo desde el púlpito de lo moral sólo demuestra una cosa: mi visión vale más que la tuya y por lo tanto te censuro.


https://elcapitalino.mx/opinion/transformaciones-sociales/boton-de-muestra-la-cultura-de-la-censura/

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¿Quién detiene a Andrés?

  Sin lugar a duda, el presidente López Obrador ha sido el portavoz de la política mexicana durante varios años. Él se instruyó como el prin...