Thursday, March 25, 2021

¿Quién detiene a Andrés?

 


Sin lugar a duda, el presidente López Obrador ha sido el portavoz de la política mexicana durante varios años. Él se instruyó como el principal opositor de los anteriores gobiernos y hoy se alza como la fuerza contundente desde lo más alto del gobierno. Más de 12 años de campaña lo volvieron la figura emblemática de lucha social que tanta esperanza dio al pueblo de México.

Esos años que pasó viajando por el país lo colocaron como un personaje que constantemente marcaba la agenda, se discutía sobre él y sus propuestas, generaba adeptos a su causa, enamoraba a aquellos que habían sido ignorados durante décadas. AMLO se volvió una figura fuerte pues su constante ir y venir le generaba una presencia constante en medios. Mientras que los gobiernos en turno se dedicaban a “gobernar”, Andrés se volvió la sombra presente del reclamo ante las políticas que no funcionaba.

Marchas, mítines, videos, entrevistas y un sinfín de ejercicios políticos fueron una constante en su paso incansable por llegar al poder. Pareciera que estaba incómodo con su posición histórica y por eso se mantenía en constante movimiento. Algo que ignoraron TODOS los demás políticos; pues mientras Andrés caminaba incansable por el país, los demás permanecían inertes en sus puestos disfrutando de las comodidades que los altos sueldos ofrecen. No hubo un contrapeso a la imagen que se estaba construyendo, no hubo un antagonista, alguien que también se vislumbrara como una fuerza importante. La hoy oposición le dejó a Andrés el camino libre sin ningún obstáculo.

Y mientras Andrés se dedicaba en tiempo completo a seguir siendo una figura pública, aun cuando no hubiera elecciones próximas, la mayoría de los políticos desaparecían por completo para sólo asomarse cuando el voto era necesario. López Obrador forjó su efigie con base en la constante participación mediática, en las descalificaciones a los gobiernos en turno, en la proliferación de las benditas (hoy malditas) redes sociales, para convertirse en EL opositor que la oposición necesitaba.

Algo que no vieron los hoy contrincantes es que Andrés siempre estuvo presente, construyendo, paso a paso, su candidatura, su imagen, su presencia. Las consecuencias las tenemos muy claras hoy día. Un presidente con un poder muy grande y una oposición reducida a alianzas monstruosas. No hay un solo actor político que pueda hacerle sombra a un hombre que se ha construido fuerte a lo largo de tantos años en campaña. Hoy, más que nunca, debería de haber una persona capaz de brillar igual o más que Andrés y ser una nueva esperanza ante la debacle social que estamos viviendo.

Ricardo Anaya parece querer copiar el modelo AMLO, pero a todas luces se percibe como una copia barata la cual no encaja ni enamora. FRENAAA y su líder Gilberto Lozano parecen más caricatura que propuesta política; el Jefe Diego regresa de las cenizas pero tampoco representa una oposición contundente; Calderón parece cobrar fuerza pero su pasado lo tiene muy mermado. El PRI seguirá siendo el PRI, cada día más desgastado. Ante nulos emblemas nacionales vivientes que sean capaces de aprovechar el desencanto de la población ante la actual administración, Andrés seguirá siendo esa figura imbatible, no tanto por él, sino porque no hay un peso pesado que se le ponga enfrente, pues 30 millones de votos y nadie enfrente, le dan eso que siempre quiso: poder absoluto.

Este año es crucial para el país, pues se ratificará la fuerza política del presidente o se demostrará que en 3 años la esperanza se ha diluido. Lo que es claro es que ante un escenario catastrófico como el que estamos viviendo, parece no hay una señal alguna de una figura de la talla e importancia que tuvo Andrés los últimos 10 años. Hoy más que nunca, necesitamos a un Andrés como opositor de Andrés.

Tuesday, March 16, 2021

Un año, y todo sereno


 

Se cumple un año del confinamiento en el país y de la incertidumbre que todo esto traería en los meses siguientes. Nadie pensaba que esto se prolongaría tanto tiempo y, por ende, tendríamos que permanecer enclaustrados por largos periodos como ha venido sucediendo. Un año cuando negocios, escuelas, comercios y prácticamente toda actividad económica se detuvo. Voces decían “serán unas cuantas semanas”, “en pocos días regresaremos a la normalidad”, “es por pura prevención, no pasa nada”, sin entender que esas declaraciones tendrían eco mucho más allá de las palabras que se las llevó el viento como sin nada.

Sin embargo, los meses siguieron pasando, la perplejidad aumentaba al no ver una pronta salida y respuesta a un fenómeno que, por obvias razones, tomó a todos por sorpresa. De pronto los días se volvieron semanas, las semanas en meses y los meses, en un año. Los pronósticos de regresar para finales de Semana Santa no se cumplieron y, por el contrario, se tradujeron en meras especulaciones vacías sin sustento alguno. El dominio de la pandemia no era cierto, la luz al final del túnel prometida por el gobierno simplemente no alumbraba ningún panorama a corto o mediano plazo, y poco a poco las promesas de retorno se volvieron espejismos que sirvieron para vender una idea inexistente.

Miles de personas abarrotando los supermercados en busca del último papel de baño se volvieron las imágenes del inicio de la pandemia; quizás muchos ya auguraban el largo periodo de confinamiento al que estaríamos expuestos y decidieron no dejar anda al azar; tal vez fue la euforia y la imitación lo que provocó estantes vacíos del preciado elemento higiénico. El punto es que un año después, ni todo el papel del mundo puede detener la vorágine que ha implicado permanecer cautivos.

Conciertos cancelados, obras de teatro suspendidas, cines cerrados, parques a clausurados fue una constante, evitando todo contacto humano y aglomeraciones que incrementara la ya complicada situación.

En un año aprendimos a utilizar las plataformas digitales, nos acostumbramos a trabajar desde casa, asimilamos hábitos de limpieza que anteriormente no pasaba por nuestras cabezas; pero también tuvimos a aprender nuevas formas de convivencia, otras profesiones y descubrimos hobbies. Algunos quizá aprendieron a cocinar, a tocar un instrumento o le encontraron amor a la lectura.

Y aunque para una gran parte de la población que no ha podido quedarse en casa por cuestiones laborales, nos dimos cuenta de lo imprescindibles que son algunos trabajos. Millones que ante el riesgo debían mantener su estilo de vida sin cambio, han sido parte fundamental para que la debacle no sea más grande que lo que hemos vivido. Otros tantos, sin opción alguna, siguen en la obligación de mantenerse vigentes en sus puestos pues la misma situación los obliga a correr el riesgo de ingresar al trágico número de desempleados ante una economía que no perdona y busca cualquier excusa para aprovecharse del desamparo.

Ha sido un año de altibajos, de tragedias y dolores, pero también quizás de algunas alegrías, esas que, ante la debacle social, económica, política, en salud, nos debe mantener a flote para pensar que tal vez, quizá tal vez, el final de este mal sueño esté más cerca de lo que creemos.



Monday, March 01, 2021

Felix y Rix, la misma moneda con distintos resultados

 


Desde hace ya varias semanas, el tema de Felix Salgado Macedonio, senador por MORENA y todavía posible candidato a gobernador por el Estado de Guerrero, viene cimbrando las redes sociales, pues por lo menos en cinco ocasiones ha sido señalado por delitos sexuales en contra de mujeres, una de ellas menor de edad cuando ocurrieron los hechos; el asunto se ha tornado turbio pues por un lado, la FGR dice que una de las denuncias no procede pues ha pasado mucho tiempo, 22 años para ser exacto, y aunque el delito se cometió en contra de una menor de edad, en ese entonces tenía 17 años, simplemente se quiere desechar toda opción de justicia.

Aunado a esto, Mario Delgado, actual presidente de MORENA y el mismo López Obrador, presidente de México, han dado su total apoyo a este personaje, mencionando en reiteradas ocasiones que las denuncias son producto de la escena política y los tiempos electorales.

A pesar de que el fin de semana MORENA determinó que a Salgado Macedonio se le quitaba momentáneamente la posible candidatura al gobierno, la puerta sigue abierta pues repondrán el proceso para seleccionar candidato y han hecho de todo para mostrar al senador como una víctima y no como el victimario que es.

Por otro lado, hace un par de meses, la Youtuber Nath Campos acusaba al también youtuber conocido como Rix de violación. En un video, señalaba lo que había ocurrido tiempo atrás y de cómo fue violentada por este personaje cuando ella estaba bajo la influencia del alcohol. El caso se hizo viral, las redes sociales también estallaron y en poco tiempo ambos personajes se volvieron TT. Nath Campos interpuso una denuncia y el 25 de febrero, Rix fue detenido por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. Enfrenta el cargo de “Tentativa de violación equiparado agravado” un delito que podría costarle hasta 26 años en la cárcel.


Las diferencias son claras y obvias. En ambos casos hay denuncias. En ambos casos los delitos son graves. En ambos casos el asunto tiene tiempo de ocurrido. Sin embargo, en un caso la justicia actúo de manera pronto y acertada, mientras que, en el otro, y bajo el cobijo presidencial, sigue impune. Sí, uno fue en Guerrero y otro en la Ciudad de México, dos estados distintos con penas distintas con leyes distintas, pero a pesar de esto, la justicia ha actuado a todas luces selectivamente, dándole menor importancia a Felix Salgado argumentando lo que todo político argumenta: son tiempos electorales y es parte de la guerra sucia.

 Rix duerme en el Reclusorio Oriente. Felix en una casa de varios millones. Hay que castigar a ambos, de eso no hay duda, el problema evidente aquí es la poca o nula acción jurídica hacia uno el cual tendría que enfrentar la misma pena que el youtuber.

Algo que parece evidente y que muy probablemente ocurrirá, es que con el aval presidencial, Felix Salgado Macedonio no enfrentará a la justicia, MORENA lo ratificará como candidato y la víctima quedará en el olvido. Espero equivocarme y darle el beneficio de la duda a los órganos autónomos los cuales determinarán el proceder contra este personaje, mientras tanto nos queda esperar y ejercer presión para que esto no vuelva a ocurrir.



Wednesday, February 24, 2021

Abrir o no abrir las escuelas.


A casi un año de haber cerrado las escuelas por la pandemia de COVID-19, esta semana hubo múltiples intercambios de opiniones sobre la posible reapertura de, sobre todo, las escuelas privadas, pues ha sido uno de los sectores más afectados en esta crisis sanitaria. Los números son claros y alarmantes: según la Asociación Nacional de Escuelas Particulares, están por cerrar definitivamente cerca de 20 mil instituciones educativas de las 48 mil que tienen registrados; la misma asociación también señaló que se podrían perder cerca de 200 mil empleos directos y que de los 5 millones y medio de estudiantes en escuelas particulares, casi la mitad, 2 millones 300 mil alumnos podrían desertar o integrarse a las escuelas públicas.

A estos resultados tenemos que agregarle los que todavía no son evidentes: la falta de una adecuada preparación académica en todos los niveles educativos; las posibles afectaciones psicológicas y sociales que pueden presentar algunos alumnos y profesores; la poca o nula infraestructura en algunas comunidades lo que rezaga aun más a estos sectores de la población; el completo abandono del gobierno hacia los particulares, entre otros.

El problema de todo esto es que simplemente no se pueden abrir las escuelas a corto o mediano plazo. ¿Por qué? Porque nos seguimos enfrentando a una pandemia que no ha sido domada; porque los estudiantes corren el riesgo de enfermarse y enfermar a sus parientes cercanos lo que podría volver a elevar el número de hospitalizaciones y regresar a números catastróficos; porque muy a pesar de los problemas económicos que están afrontando las escuelas, el panorama no es nada claro ni alentador con respecto a las vacunas.

A esta situación hay que agregarle el tema de la capacidad que tienen las escuelas públicas. Si bien puede ser una opción para miles de padres no pagar colegiatura en los periodos que dure la pandemia, el Estado simplemente no tiene la capacidad de recibir a los millones de estudiantes que migrarían a estas instituciones, lo cual acrecentaría el problema por el sobrecupo o el rechazo de estudiantes. Por lo tanto, ¿Qué hacemos entonces con esos escolares que ya no caben en ninguna escuela, sea cual sea el problema? Para unos la respuesta es simple: abrir. Para otros no tanto, pues como se dijo anteriormente, existen múltiples factores de riesgo que acrecentarían la ya muy deplorable situación de la pandemia.

La SEP ha respondido que no habrá reapertura hasta que el semáforo esté en verde. 100% de acuerdo. La disyuntiva es cuándo sucederá esto, pues las pocas vacunas que llegan han sido insuficientes tanto para los doctores como ahora las personas de la tercera edad. A este paso nos tardaremos varios años en llegar a inmunizar a los niños y adolescentes y, por lo tanto, la crisis educativa podría alargarse mucho más tiempo. El inconveniente es que ningún negocio puede sostenerse de esta forma y ante la nula respuesta del gobierno, podríamos estar hablando de que en los próximos meses miles se estarían integrando a la lista de desempleados y otros tantos negocios tendrían que declararse en quiebran.

El escenario es catastrófico por donde se le quiera ver. Se pide abrir a pesar del riesgo porque el Estado ha abandonado cualquier intento de sobrevivencia. La medida desesperada es la respuesta ante un embate que no perdona y sigue diariamente poniendo a prueba la resistencia de los servicios educativos. Esperemos en próximas semanas una respuesta contundente sobre el asunto, pero, sobre todo, una solución eficaz que permita seguir operando a las miles de instituciones que, de cierta forma, ayudan al mismo Estado a que no se saturen los servicios que tendrían que garantizar.


Thursday, February 11, 2021

Y ahora es Santa Lucía


Uno de los grandes megaproyectos de este gobierno es sin lugar a dudas el aeropuerto de Santa Lucía, el cual se anunciaba con bombo y platillo desde que López Obrador ganó las elecciones y echo a andar desde que tomó el poder. 

Desde su perspectiva, esta obra es una de las más importantes no solo de su sexenio, sino de la historia de México, pues para el presidente, todo arrebato de soberbia debe tener un monumento que recuerde al artífice de la idea plasmada, y en este caso, vale más la remembranza histórica que la funcionalidad de lo que se construye. 

Se hizo el primer aterrizaje en una de las pistas "construidas" en "tiempo record" para demostrar que los proyectos se están ejecutando y que tarde o temprano tendremos, en palabras del propio presidente, el aeropuerto más importante del mundo. Sí, desde su demagogia sigue externando todo pensamiento iracundo el cual no cuadra con una realidad vociferante que diariamente le recuerda que las cosas no son como se piensan, y sí como son. 

Casi dos años después de la cancelación de Texcoco y con una "consulta" amañada, el gobierno de López Obrador no ha podido, o no ha querido, demostrar toda la corrupción imperante que desbordaba el proyecto del anterior aeropuerto, pese a que en múltiples ocasiones ha descalificado y tachado a todos los empresarios que participaban en éste como parte de la mafia del poder que se había enriquecido a costa de los contratos de construcción. No tengo duda sobre ello, no tengo duda que algunos empresarios participaron en corruptelas que los llevó a ganar licitaciones, el punto es que esto no es de creencias sino de pruebas que nos lleven a una correcta impartición de justicia y no a recontratar a esas empresas para que ahora edifiquen un capricho personal, pues es claro que entre los participantes no sólo está el ejército, sino algunas compañías que estaban encargadas del anterior proyecto, sí, las mismas que antes eran corruptas, hoy son "socios" de la 4t.

Tal es el caso de ICA, Grupo Carso, Grupo Hermes, Grupo Empresarial Ángeles, Constructora y Edificadora GIA+A las cuales tienen el 51% de total del monto asignado a esta obra faraónica. Por lo tanto, se les quitó la concesión anterior sólo para volvérselas a dar, pues es claro que, o se tienen las pruebas contundentes de la corrupción imperante y se castiga con todo el peso de la justicia (algo que este gobierno ha demostrado que no va a hacer) o el gobierno encontró una forma de ser parte de esa corrupción imperante. 

La obra, cuyo costo asciende hasta la fecha a $4,700 millones de pesos, sigue sin demostrar en todos los sentidos que puede ser funcional, pues si son ciertos los reportes de algunas personas ayer que denunciaban en Twitter, se tuvieron que suspender vuelos de la Ciudad de México y Toluca para poder hacer la demostración de un supuesto funcionamiento normal. Esto es algo que se venía anunciando desde antes de iniciar el proyecto, pero una vez más, fue más fuerte la idea catastrófica de una persona que la lógica de la razón. 

Finalmente, mientras en otras partes del mundo se hacen inauguraciones con obras terminadas y funcionando, en este país de ilusiones, se ejecutan cortes de listón con simulacros mal diseñados de una prosperidad que aún no llega. El eterno discurso de la bienaventuranza sigue haciendo eco entre aquellos que ven este tipo de acciones como un gran logro, a pesar de que no se ha demostrado realmente nada. 



Wednesday, February 10, 2021

Cuando nadie tiene la culpa



Más de 100 mil muertos después del escenario catastrófico (el cual calculaban en 60 mil), la estrategia y las personalidades encargadas de la pandemia siguen como si nada hubiera pasado. 166 mil defunciones que parece han dejado de importar para sólo convertirse en estadísticas, números que sirven para medir la “efectividad” de la lucha contra el Covid-19, pero que en resultados reales nos ubica como uno de los peores, sino el peor, país enfrentando la crisis sanitaria.

El subsecretario López-Gatell informa, un día sí y el otro también, que seguimos por el camino correcto, pese a todos los pronósticos y las realidades de miles de familias que siguen padeciendo los efectos de que no se haya corregido una estrategia que a todas luces sigue sin dar resultados. Hoy las voces de quienes pierden a un familiar son acalladas por números que sólo inflan los recuentos. Y mientras esto pasa, el subsecretario busca diariamente un nuevo pretexto que intente justificar por qué hay tantas muertes; pero ninguna convence y mucho menos consuela.

Nos tardamos 8 meses en llegar a las 100 mil muertes (20 de noviembre). Se terminó el año con más de 113 mil defunciones. En apenas dos meses del 2021, llevamos más de 50 mil decesos, lo que indica que no sólo no se ha aplanado la curva ni se ha domado la pandemia, como han mencionado en múltiples ocasiones, sino que ni siquiera está contenida, pues la cantidad de contagios aumenta a un ritmo vertiginoso, lo cual nos indica que para finales de marzo podríamos llegar a las 200 mil muertes. Aun así, sigue sin haber un solo culpable responsable de la debacle sanitaria que nos tiene en la lona de la vergüenza mundial.

Aparentemente, esto sigue sin preocupar a las autoridades, y mucho menos al presidente, quien ha regresado curado de Covid-19 pero más terco y obstinado que nunca. “No voy a usar el cubre bocas” serán las palabras erguidas en oro que pasarán a la historia como una de las declaraciones menos afortunadas de quien lleva las riendas del país. El punto es la forma déspota y poco empática que ha tenido hacia las víctimas al seguirse negando a ser ejemplo y escudarse en ser un ciudadano que promueve la libertad. Pero esas declaraciones que casi caen en la burla se amplían cuando declara abiertamente, que nadie se ha quedado sin atención, ignorando o, más factible, sin importarle la realidad que diariamente se vive en todo el país y las miles de tragedias que se cuentan a diario sobre la odisea que implica encontrar un hospital. Eso, tampoco es su culpa.

La pandemia está muy lejos de terminar en un país que evidentemente ha sido rebasado por la situación. Y bajo la tónica que ha manejado este gobierno desde el principio, el error será de los otros, nunca de ellos. Sí, estamos ante un escenario poco favorable con encargados poco responsables. El tiempo dirá de cuánto fue el impacto y quien deberá ser juzgado históricamente, para, por lo menos así, pasar a la ignominia popular en los recuentos futuros.

Friday, February 05, 2021

El hermetismo gubernamental



Hace una semana nos enterábamos del estado de salud del Presidente. Se informaba que se había contagiado de Covid-19 y que los siguientes días permanecería en descanso y con todos los cuidados que un jefe de Estado debe tener. La noticia trascendió fronteras, pues algunos mandatarios como Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá o Emmanuel Macron, Presidente de Francia, publicaron tuits deseándole pronta recuperación a López Obrador.

Hasta aquí todo parecería normal: un Presidente que se enferma, se informa a la nación sobre el acontecimiento y se espera que todo trascurra sin ningún tipo de complicación. No obstante, la situación fue diferente. El hermetismo del Gobierno sobre el estado de salud del Presidente prendió el foco de alerta en muchos sectores de la población, y las redes sociales se volcaron de inmediato para generar todo tipo de especulaciones las cuales iban desde que sí tenía Covid-19 con un cuadro muy leve hasta otras que insinuaban una posible trombosis.

El problema no es tanto la enfermedad del Presidente, sino la forma en la que la información se ha venido dando desde hace más de una semana. A cuentagotas y con muchas nubosidades. Esto, sin lugar a duda, no beneficia a nadie, pues al no haber una cabeza que dé algo de tranquilidad a la ciudadanía, todas las opciones sobre su estado de salud parecen ciertas.

López Obrador está acostumbrado a estar en los reflectores todos los días de la semana, más allá de las conferencias mañaneras, siempre encuentra espacio para dar un mensaje, grabar un video, publicar algo que lo mantenga en la discusión pública. El no haber dado la cara más que en un video en más de una semana generó otra oleada de conspiraciones sobre lo que hay detrás de la noticia. Una vez más las redes sociales generaron la polémica sobre si era una pantalla para olvidar que no se compraron las vacunas, que si para justificar que el plan de vacunación simplemente no podría cumplirse en el periodo señalado, que si Joe Biden le había negado la ayuda porque primero estaban los estadounidenses y México estaba muy lejos de tener las suficientes vacunas para la población, que si la polémica por vacunar primero a los maestros de Campeche en lugar de los médicos de primera línea y otros largos etcéteras.

Sí, el Gobierno que se ha jactado de ser el más transparente de la historia, vuelve a ocultar temas de interés nacional, y esto lo único que genera es que no se confíe en quien lleva las riendas del país. Un día sí y el otro también se han dedicado a callar ante el embate de cuestionamientos que piden un dato verídico sobre la salud del Presidente. Sin embargo, López-Gatell detalló que eso era privado y que no revelarían nada al respecto, una declaración que más que ayudar a un Gobierno desgastado, sólo vino a acrecentar los rumores sobre su salud.

Finalmente, si el Gobierno se mantiene hermético ante la salud del Presidente, qué podemos esperar de tantos y tantos temas pendientes que una y otra vez se han comprometido a hacer públicos. Esta administración apuesta sólo a los discursos de transparencia, puesto que, en la práctica, se han convertido en una opacidad andante.

Wednesday, January 27, 2021

La oposición perfecta


Rifa del avión sin avión, más de 140 mil muertos oficiales, huachicoleo sin control, violencia desbordada, una economía que se cae a pedazos, proyectos que no tienen ni pies ni cabeza como el Aeropuerto, la Refinería o el Tren Maya; no hay estrategia con las vacunas, nepotismo en la aplicación de las mismas, corrupción imperante en todos los niveles, empezando por las secretarías de estado, personajes impresentables (Félix Salgado Macedocio, por mencionar uno) postulados a candidatos en las próximas elecciones, adjudicación directa en más del 80% de las licitaciones, opacidad en la rendición de cuentas, contratos “guardados” hasta dentro de 5 o más años, desempleo nunca antes visto, miles o millones de negocios en quiebra por el nulo apoyo, hospitales desbordados, niños sin quimio, liberación de Salvador Cienfuegos y desestimación del caso en contra de Lozoya, video escándalos en el círculo más cercano del presidente, más los desaciertos que se acumulan semana con semana. Todo esto podría significar, en otras partes del mundo, la debacle de cualquier gobierno, el ascenso de una oposición bien estructurada y por supuesto, la nivelación de poderes.

Sin embargo, en México es diferente, pues a pesar de todas las torpezas del gobierno en turno, la oposición simplemente no ha sabido capitalizar estos errores. Los contrapesos al poder, hoy más que necesarios, son meros chistes sin gracia que intentan hacer de todo para tratar de quedarse con alguna migaja que el partido de estado les deje. PRI, PAN Y PRD, principalmente, han caído en el ridículo de intentar hacer alianzas monstruosas con el objetivo de restarle poder al poder, algo que a simple vista se ve muy lejano, pues a pesar de los malos resultados en poco más de 2 años, los otrora tres grandes partidos tienen un historial de vergüenza, lo que los ha alejado incluso de aquellos que ven en López Obrador un peligro.

El Frankenstein que se ha creado carece de ideología política, de estrategia inteligente, de apego a sus principios, de lineamientos que los acerquen realmente al electorado, y de candidatos que sean una verdadera alternativa a los hampones que hoy se sirven de los puestos populares. A ojos de los electores, las alianzas sólo buscan llegar al poder para beneficiarse en lo personal y político y no para hacer un verdadero contrapeso a la arrolladora maquinaria que representa MORENA.

Y ante esto, la simbiosis política opta por postular no a políticos, economistas, abogados y gente preparada, sino a personajes de la farándula, luchadores, actores y cantantes con el objetivo de “acercarse” a un electorado cada día más escéptico de los partidos. Si esa es la estrategia, realmente no hay futuro para el país, pues ante la falta de personalidad política, se recurre al chiste grotesco en busca de votos.

Sí, López Obrador tiene a la oposición perfecta, esa que no va a hacerle sombra ante una maquinaria imbatible que representa su partido y su gobierno. Estamos solos ante el gran Leviatán que hoy todo lo devora, incluyendo a los opositores.

Thursday, January 14, 2021

¿Dónde estabas cuando…?


Desde hace varios años se ha vuelto una constante reclamar a aquellas personas que cuestionan al Gobierno su inoperatividad y falta de resultados bajo un argumento bochornoso que no lleva a ampliar el debate y sí a sumergirlo en nimiedades carentes de argumentos e incluso ideas propias. Los defensores del actual régimen se han enfrascado en denunciar, enjuiciar y en algunos casos difamar, con explicaciones muy débiles, a que quienes hoy le exigen al gobierno de la autonombrada Cuarta Transformación, nombrándolos personajes vendidos los cuales, según ellos, perdieron privilegios a causa del “cambio” de administración.

Nada más alejado de la realidad. La falacia “dónde estabas cuando los gobiernos anteriores…” se vuelve una retórica anacrónica que no sólo no aporta nada a la vida pública del país, sino que reduce las opciones de discusión y análisis y nos retrocede en el quehacer política cotidiana. Someter la discusión a las formas de actuar del pasado individual elimina de tajo la opción de poder entablar un diálogo que prospere en ideas, pero sobre todo en análisis. Es como si por el simple hecho de no haber levantado la voz antes, hoy no tuvieras ningún derecho de hacerlo, pues el silencio del pasado te excluye de alguna protesta actual.

El problema va incluso más allá, pues de la nada se acusa, sin prueba alguna, se haber sido cómplice del pasado sólo por levantar la voz en la actualidad. Periodistas, articulistas, luchadores sociales, gente de la sociedad civil, hoy son encasillados, todos por igual, como vendidos por haberse atrevido a siquiera poner en duda algún acto del actual Gobierno o el Presidente, cuando en su historial podría haber realmente una larga lucha contra las injusticias de Gobiernos anteriores. Hoy todo eso no vale, pues el pensar por sí solo se vuelve un peligro para las hordas de seguidores que todo lo defienden, venga de una periodista que siempre levantó la voz o un empresario que en algún momento apoyó la causa actual. El enemigo es todo aquel que no encaja con el statu quo de un poder político que cada vez busca volverse más dominante; y no lo hace desde las acciones, sino desde el dominio de la opinión pública, esa que hoy se ha vuelto la inquisidora y ejecutora de lo que se considera “bueno” y “malo” para el régimen.

Nada peor que una sociedad civil que se vuelve condescendiente con los gobiernos y enjuiciadora de los ciudadanos. Esa que pide libertad de expresión para con los suyos (incluidos Presidentes extranjeros) pero voraz hacia los contrarios, aunque las pruebas demuestren que todo lo que se dice es cierto.

Tal pareciera que poco a poco nos convertimos en un pueblo que no sólo reprime al semejante por el hecho de disentir, sino que nos volvemos seres incapaces de pensar algo más allá de dos bandos. Ojalá, y por el bien del debate público, seamos capaces de poder analizar a fondo las actuaciones de cualquier gobierno y de una vez por todas, crecer como ciudadanos críticos más allá de los discursos bananeros.

Monday, January 11, 2021

La empatía "neoliberal"


 Me relata un amigo doctor que por cuestiones personales pide omitir su nombre: “la situación está muy mal, ya no hay insumos, nosotros compramos nuestros cubrebocas y guantes. Está volviendo a aumentar el número de pacientes, muchos hospitales públicos y privados no se saturan tanto porque en cuanto llegan los pacientes les dicen ´nos vas a firmar que aceptas que te intubemos y una vez intubado es muy probable que no vuelvas a ver a tu familia´, y es una realidad, pero no es una forma adecuada de plantearlo. Obviamente la gente dice que no se quedan y mejor se van. Y lo peor es que hay gente que sí se está complicando porque, aunque no están tan graves deberían manejarse como internados, pero no se están internando, por eso el número de camas no es un parámetro. La verdad sí está muy mal la situación. Incluso para otras enfermedades o accidentes se está complicando o muriendo por falta de espacio para poder atenderlos, o sea, hay muchos muertos indirectos”.

Esto me lo contó hace aproximadamente 15 días, antes de que se volviera a declarar estado de emergencia y antes de la completa saturación de camas. Aun así, algunas autoridades locales y federales siguen negándose a declarar el semáforo rojo pues esto implicaría un desastre no sólo en cuestiones sociales y médicas, sino en lo político, algo que el presidente no está dispuesto a aceptar, y antes de admitir la derrota, parece que está dispuesto a negar una realidad a todas luces funesta.

Del mismo modo seguimos viendo a una sociedad indolente; la noticia de una fiesta clandestina en una bodega en Las Lomas con más de 100 personas reunidas representa la imagen viva del egoísmo ante quienes todos los días, a todas horas, siguen arriesgando su vida. “Pobres camilleros y enfermeras, esos sí están cabrones” me sigue explicando mi amigo, “a ellos les dan KN95 (cubrebocas), que para áreas COVID no es suficiente, para la población en general está bien e incluso están sobrepasados, pero no para ellos. Están muy expuestos”.

El presidente declaró que está haciendo un diccionario con palabras neoliberales; entre las palabras que mencionó hubo una que me llamó mucho la atención: empatía. Sí, así como suena. Parece que la empatía es algo muy lejano a la sociedad actual pues mientras unos se dedican a seguir en reuniones sociales, hay muchos otros que siguen en el frente de batalla intentando salvar una vida que tal vez, de haberse resguardado, no estaría ocupando una cama en un hospital.

Me termina de relatar mi amigo: “Pues yo para eso me alquilo, conozco el riesgo y sigo mis medidas de protección y no hay de otra, a darle para adelante. Pero los de limpieza ni seguro tienen. Ya no hay presupuesto, ya no hay ni madres. Nosotros lo veíamos venir y nos hicimos de un stock de cubrebocas y mascarillas de protección desde abril, porque sabíamos que el gobierno ya no tenía nada de presupuesto para la pandemia”.



Quizá empatía sea una palabra neoliberal, pero en estos momentos necesitamos más términos neoliberales y menos discursos transformadores que no llevan a nada. Negar la realidad, desde palacio nacional hasta la sociedad civil no va a hacer que todo mejore. Mientras tanto, los enfermos parece que seguirán creciendo pues las fechas decembrinas seguramente traerá una ola más grande de contagios. Afortunadamente seguimos teniendo gente como mi amigo que a pesar de la negación gubernamental y social, sigue al frente por aquellos que simplemente han dejado de ser empáticos.

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Friday, January 08, 2021

Al estilo hollywoodense



 Las imágenes vistas el martes pasado en el Capitolio de los Estados Unidos parecerían sacadas de cualquier película de Hollywood donde un grupo de terroristas buscan acabar con la democracia a partir de la toma de rehenes, peticiones imposibles de cumplir y villanos dispuestos a sacrificarse por su causa. 

Sin embargo, el escenario es más real que cualquier blockbuster hollywoodense donde al final, los buenos ganan. En este caso los malos no son personajes extranjeros con turbante ni explosivos pegados al cuerpo listos para hacerse estallas, de esos que Estados Unidos se ha cansado de presentarnos como las más temibles personas en el mundo; hoy los insurgentes son, según ellos, patriotas dispuestos a defender la democracia a toda costa, alegando un supuesto fraude y por ende defendiendo a uno de los presidentes más detestables de la historia de ese país. 

Las opciones son evidentes: mientras que hace unos meses se blindaba el Capitolio ante una posible intervención del movimiento de Black Lives Matter, ahora el mismo gobierno decidió abrir las puertas y así evitar impedir la catástrofe; las imágenes que le dieron la vuelta al mundo fueron reveladoras en cuanto a la polarización que hay en el país dejando al gobierno de los Estados Unidos como una caricatura política que está viviendo sus últimos días, demostrando que esa democracia y libertad de la que tanto se jactan, es selectiva cuando de color y causas se trata. 

La administración de Donald Trump está más que muerta. Ruptura con el Vicepresidente Mike Pence, renuncia en los últimos días de varios funcionarios de la Casa Blanca, condena internacional, se ha puesto sobre la mesa la destitución del presidente, llamados a juicio político, son algunas de las consecuencias que el mismo Donald Trump provocó al alentar en las últimas semanas a sus seguidores a defender por todos los medios la democracia que, en sus palabras, estaba en peligro. 


Mientras que los manifestantes entraban y se apoderaban del Capitolio, muy cerca de ahí Donald Trump veía las imágenes con música de fondo, no muy preocupados por los disturbios. Laura Branigan sería la encargada de amenizar el soudtrack de la debacle. Gloria, canción todavía muy popular, sin duda será recordada como el Requiem de la caída de uno de los personajes más polémicos en los últimos años. 

El guion de los últimos días de esta administración parece ya estar terminado. Hollywood tendrá que cambiar a sus villanos extranjeros, deberá modificar sus argumentos de lucha en otros países para concentrarlos ahora en territorio nacional; el ejército no combatirá contra insurgentes que quieren aniquilar gobiernos en Europa o Asia, sino que ahora lo hará en territorio propio contra patriotas que, irónicamente, también luchan por, según ellos, conservar las libertades y democracia, algo que para millones de seguidores de Trump, se ha perdido. 

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Botón de muestra: la cultura de la censura



Hace un par de días The Wal Street Journal publicó un artículo sobre una escuela en Massachusetts que había censurado La Odisea de Homero por considerarla misógina, machista y violenta. Del mismo modo, se ha estimado quitar del currículo escolar a autores clásicos que van desde los antiguos griegos hasta los modernos como F. Scott Fitzgeral. Todo esto bajo la bandera de los valores que se deben enseñar hoy a los jóvenes estudiantes y que, sin lugar a duda (para ellos), estos libros y autores no incluyen, por el contrario, sólo satisfacen un canon establecido que violenta los derechos de las minorías. Es como si Homero, hace más de 2 mil años, hubiera pensado que en el siglo XXI sus libros serían promotores de injusticias sociales y los hubiera escrito con el propósito de molestar a algunas personas.

En lugar de eso, en la misma escuela, ahora se promueve un tipo de literatura mucho más dócil. Se ha iniciado un movimiento con una retórica light donde no se analiza la situación de la historia y se discute el contexto, sino que, por el contrario, sólo se acepta sin cuestionamiento lo que debe ser correcto. En otras palabras, no hay una discrepancia entre lo bueno y lo malo y, por supuesto, no hay una comprensión lectora más allá de lo banal.

El caso va más allá, pues no es solamente “educar” desde la perspectiva del respeto, sino desde SU perspectiva, lo cual implica una censura sobre todo aquello que no encaje en los cánones que un sector de la sociedad acepte.

El año pasado, por mencionar otro ejemplo, una periodista colombiana calificó la saga de El señor de los anillos como misógina, machista, con exceso de testosterona, argumentando que se reduce mucho el papel de las mujeres. Una vez más nos vemos sumergidos en la censura selectiva donde todo aquello que no encaje en los estándares actuales de respeto y tolerancia, simplemente no se respeta y se tolera. Esto es, que por un lado se promueve la igualdad y equidad, pero por el otro se obstaculizan todas aquellas voces que no están dentro del ahora discurso oficial.

En 1980 Isaac Asimov escribió un artículo sobre El culto a la ignorancia donde, entre otras cosas, menciona que “mi ignorancia vale tanto como tu saber”. Sin lugar a duda, la censura actual actúa conforme a este principio, pues más allá de promover debates abiertos donde las opiniones argumentadas funcionen, se descalifica a todo aquel que piense distinto, se deja de lado la discusión y se profundiza en el poder de lo políticamente correcto.

Por supuesto que tenemos que luchar contra la discriminación, el racismo, la xenofobia, etc., pero hacerlo desde la censura de textos clásicos, desde un fanatismo exagerado, no nos lleva a nada y sólo amplía la división social. Sí, hay que hacer público cualquier intento por denigrar a las personas, pero no hacerlo desde el púlpito de lo moral sólo demuestra una cosa: mi visión vale más que la tuya y por lo tanto te censuro.


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